Benjamin Netanyahu, primer ministro del Estado de Israel, ha insistido en seguir adelante con la modificación de una ley fundamental – que se introducen en la Constitución del país- para insistir en la identidad de la nación como propia “del pueblo judío y de ningún otro pueblo”.
Según Netanyahu, esta modificación no iría en contra de los derechos de las minorías, entre ellas la árabe que vive en el país. Expresó que además se necesita fortalecer la legitimidad de Israel “bajo un constante y creciente asalto desde el extranjero y también en el país”.
La medida se ha visto como una respuesta política al pacto entre las principales facciones palestinas, Al Fatah y Hamas, que conllevó a una ruptura definitiva de las negociaciones de paz entre la Autoridad Palestina y el Estado de Israel.
El próximo 14 de mayo se celebrará el 66 aniversario de la creación del Estado de Israel. Fue en el año 1948 cuando se fundó el moderno Israel y se definió a la nación como un Estado judío, en unos términos que para Netanyahu parecen ahora insuficientes.
Netanyahu presentó su justificación para el cambio en la reunión de gabinete. “El Estado de Israel es un estado judío y democrático. Nuestras leyes básicas dan plena expresión al lado democrático del Estado”, dijo. “Por otra parte, que el Estado de Israel es el Estado-nación del pueblo judío no se expresa suficientemente en nuestras leyes fundamentales, y esto es lo que el proyecto de ley orgánica tiene por objeto proporcionar”.
El primer ministro agregó que “hay quienes no quieren que el estado de Israel sea definido como el Estado-nación del pueblo judío. Quieren un Estado nacional palestino que se establecerá junto a nosotros y que Israel debe convertirse gradualmente en estado binacional; un estado árabe – judío dentro de las fronteras. Pero yo simplemente digo que no se puede sostener. No pueden decir que quieren separarse de los palestinos con el fin de evitar un estado binacional, que tiene una cierta lógica, y también santificar un estado binacional, con judíos y árabes dentro de las fronteras permanentes del Estado de Israel”.
Entre los críticos al proyecto está la ministro de Justicia, Tzipi Livni, que se expresó a favor de una mejor definición de Israel como “el hogar nacional del pueblo judío y un Estado democrático”, pero se opone a “cualquier ley que le da superioridad” a la naturaleza judía del Estado sobre los valores democráticos del país.
Livni dijo que sólo podría apoyar la legislación donde “los términos ‘judío’ y ‘democrático’ tengan el mismo peso, no más judío que democrático, ni más democrático que judío”.