EE.UU.- Una mujer sumida en la adicción de las drogas, fue libre de toda atadura, después que decidió recibir a Cristo. Hoy está comprometida en compartir el Evangelio a otras personas, que como ella sufrieron estando bajo el yugo del pecado.
Dejah Hall, residente en Arizona, dijo que la vida bajo la adicción la mantuvo en una condición lamentable, que causó sufrimiento, tanto para ella como para su familia.
El poder del Evangelio llegó a su vida y ocurrió una transformación evidente. Recientemente, Dejah publicó una foto en las redes sociales, que hablan de su vida pasada y la actual, de cuando era drogadicta y ahora que es predicadora de la Palabra.
Dejah llegó a la adicción de las drogas con las píldoras y eso la empeoró terriblemente, llegando a consumir la heroína que la condujo a un punto en la vida en que ya no sabia si estaba viva o muerta. «Yo llegué hacer como un monstruo en todos los sentidos de la palabra, pero Dios me salvó cuando ya no pude más», dijo la mujer.
En una oportunidad, su abuelo le dijo que su condición les hacia daño. «Mi abuelo estaba sentado en su silla de ruedas, me miró y me dijo: «Verte así me hace daño, nos lastima como eres». Entonces entendí que me había convertido en un ser repugnante«.
Después fue detenida por la policía y encarcelada. Fue allí donde comenzó su historia de cambio, porque se aferró a Dios y decidió entregarle su vida a Cristo, además de renunciar a las drogas.
Han pasado cuatro años después de su decisión, y ahora celebra este logro publicando una foto de antes y después, mostrando cómo las drogas la habían cambiado su semblante.
“Hoy en día completo cuatro años sin drogas, heroína y metanfetamina. En el lado izquierdo estoy en una adicción total. Yo era una adicta terrible y como la mayoría, sólo estaba empeorando».
Actualmente está estudiando para un título universitario a la vez que se capacita para predicar en las cárceles, para que pueda ayudar a otros que se enfrentan a luchas similares. «Todos los días doy gracias a Dios de no estar donde estuve», escribió.
«Fue Dios quien quito la adicción y cambió mi vida. Sin el amor y apoyo de mi Señor y Salvador Jesucristo no hubiera podido», dijo.